Nuestros militares nos salvaron

La voz del Foro Libertad y Concordia


La derrota del comunismo en América

Valió la pena el esfuerzo. Nada puede desacreditar a quienes nos evitaron el infierno rojo.

Vistos los desastres que provocó el comunismo en aquellos países donde accedió al poder en el siglo XX, se vuelve lícito el esfuerzo y la dedicación que pusieron miles de hombres y mujeres en el mundo para impedir que el comunismo tomara el poder en sus patrias. Conocido el sufrimiento que rusos, alemanes, polacos, chinos o cubanos han sufrido bajo esa peste, se justifica esa lucha anticomunista en cualquier lugar, tiempo y momento para detenerlos. Los comunistas disfrazados de liberadores de los humildes han construido las peores tiranías que conoció la humanidad, siendo principalmente sus víctimas los más débiles y humildes, todo lo contrario de su prédica. ¿Esa lucha encarnizada a cuántos pueblos salvó? Los militares en general, casi todas las fuerzas armadas americanas, comprendieron la amenaza; esto es un mérito extraordinario y no puede atribuirse a una coincidencia o influencia externa. Los militares tuvieron la brillantez de ver en el comunismo el peligro más serio para sus patrias. No se dejaron engañar por los cantos de sirena, y salvo unos pocos traidores, respondieron en bloque para derrotar la agresión sediciosa del marxismo.

Esa lucha en cada país tuvo que realizarse en el marco de medidas extraordinarias que salvaguardaron a las fuerzas e impidieron la infiltración comunista en las instituciones. Eso sucedió en la mayor parte de los países americanos de la misma manera y en cada país se derrotó a la hidra de mil cabezas, sin importar la forma adoptada por el enemigo.

No fue coincidencia; el marxismo subversivo chocó contra el muro militar y fue derrotado en Argentina, Chile, Brasil, Perú, El Salvador, Guatemala, Bolivia y Uruguay. Y en otros marcos constitucionales se los derrotó en México, Venezuela o Colombia. Pero siempre la clave fue la fortaleza y la decisión militar. Honor y gloria a esos soldados, nunca será suficiente el agradecimiento. Basta calcular las miserias que nos evitaron. Es una llaga en nuestras sociedades su persecución judicial por los mismos a quienes se les impidió establecer las dictaduras del proletariado que nos tenían programadas.

Julio Martino

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